Ya conoces un poco de mi pero no sabes porqué te espero en el Sofá Morado, así que te voy a contar la historia.

La idea del sofá morado surgió por mi deseo de querer escuchar historias, querer sentirme mas cercana a mis pacientes, que me vieran como una amiga antes que como la odontóloga sacamuelas, muchas personas empezaron a tomarme confianza en el momento que se sentaban en la silla odontológica y lo primero que les preguntaba era

¿por qué viniste?,

muchos decían porque quiero que me revise los dientes, otros decían para arreglarme los dientes, pero salíamos arreglándonos mas bien el corazón, la mente o la vida. De ahí surgió la idea de primero sentarnos en un sofá y contarnos las cosas que les llevaron a arreglarse los dientes o de querer ver una sonrisa linda; empecé con un mini sofá morado en donde solo cabía una persona o dos muy chiquitas y delgadas , era tan mini (porque el espacio era reducido) que parecía un sofá de niños, pero ahí se sentaban niños, adultos y hasta adultos mayores.

Luego el espacio creció y junto con el consultorio el sofá morado también, ahora tengo uno en donde caben más personas, es mas cómodo pero sigue siendo el sofá morado, en este sofá nos contamos las historias mas asombrosas, reímos a carcajadas, lloramos por desamores, por penas del alma, aconsejo y doy mi punto de vista, fuerte como una roca y a veces «blandita» como un algodón pero lo que digo muchas veces tranquiliza a las personas, después de concluir con la primera sesión de mi cita continúo con los dientes… ya era la hora de hablar yo y poquito que si hablo jajaja.

Tengo una costumbre típica de odontóloga en donde empiezo a preguntar cuanta cosa se me viene a la cabeza y el paciente se encuentra con mi mano metida en su boca, instrumentos y hasta aparatos con lo que responde

jgfauhntoi, vfafbñafizh,

lo peor del caso es que digo

“dime?”,

es algo tan gracioso que los pacientes ya me conocen y estoy empezando a entender ese dialecto.

Soy feliz haciendo lo que hago, creando sonrisas hermosas y llenándonos el alma y el corazón de momentos agradables en el Sofá Morado, porque no solo soy odontóloga de dientes, también soy odontóloga de personas y corazones.

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